EL DESARROLLO DE LAS HABILIDADES EMOCIONALES A TRAVÉS DEL JUEGO DRAMÁTICO DESDE LA DRAMATIZACIÓN COMO ESTRATEGIA METODOLÓGICA, CON NIÑOS Y NIÑAS ENTRE LOS 9 Y 12 AÑOS.


La dramatización
La dramatización a diferencia del teatro no busca realizar espectáculos o productos artísticos si no que busca una forma de expresión en la que los niños y niñas puedan hablar en su propio lenguaje y contar historias a partir de sus vivencias o su imaginario, a diferencia del teatro en la que se busca representar obras literarias y poéticas y que tiene un propósito o finalidad estética. Se trata de poner en acción la imaginación y potenciar la expresión, Por ende, los proyectos de formación que implementan la dramatización , colocan el mayor interés, en los procesos, enfatizando desde ésta experiencia el aporte al desarrollo de las habilidades y capacidades socioemocionales, ya que ésta se implementa como estrategia pedagógica, para contribuir con un aprendizaje experiencial, dando importancia a la expresión de los participantes y al trabajo grupal. Tienen como propósito la educación o formación a través de elementos dramáticos provenientes del teatro y que se han estructurado a partir de la pedagogía teatral, posibilitando un aprendizaje experiencial y vivencial el cual integra diferentes estilos de aprendizaje y hace partícipes a los integrantes de estos procesos llevados a cabo en las escuelas donde se viene implementando el drama. Estas estrategias posibilitan a los niños y niñas crear y recrear su mundo interno ofreciendo el espacio para expresar sus ideas, su imaginación y su visión de la realidad a través del juego y sus creaciones.
Asimismo, la dramatización se apoya en elementos como la investigación, pero también del pensamiento, siendo este generador de reflexiones individuales y colectivas, proyectando las experiencias vividas en un imaginario que pueda ser representado. Esto significa que para la población infantil y juvenil es sumamente valioso ya que, se genera un interés y un hábito de investigación, y así mismo una mirada reflexiva y crítica de su realidad para que puedan seguir nutriendo día a día sus conocimientos creativos. Además, al interactuar con otros compañeros, se establecen conexiones y se dan a conocer diferentes estéticas (según lo vivido por cada uno). Los niños y niñas piensan en lo que ya saben e identifican para generar conversación a través de preguntas y así planificar sus dramatizaciones, de acuerdo a sus intereses y problemáticas cotidianas dentro de lo colectivo.
Para la dramatización es fundamental el trabajo en equipo ya que se genera un aprendizaje cooperativo y hay una constante socialización de lo que cada uno pueda aportar. Al analizar el pensamiento del niño o la niña, ellos desarrollan un hábito de imitar todo lo que ven, por lo tanto, al ver a alguien actuando, esto lo verá como un juego, el juego de ser otra persona y así podrá entender poco a poco algunos estereotipos de la sociedad en la que interactúa.
La dramatización aplicada en el contexto escolar abre el espectro para que los niños y las niñas entre los 9 y 12 años aprendan a conocer más de sí mismos y de quienes los rodean, en el diseño de los talleres que se muestra a continuación está planteadas actividades en las que la dramatización y el juego dramático sirvan como medio para que los niños y las niñas conozcan e identifiquen sus emociones, para que puedan hablar de lo que sienten ya sea de forma directa o desde la invención de un personaje, aplicando el juego dramático y la dramatización como estrategia metodológica valiéndonos de la interacción y las respuesta espontáneas que surjan durante los talleres y recurriendo a la experiencias de proyectos anteriores en las que la dramatización nos ha servido como medio de alfabetización emocional.
En la dramatización los procesos de creación se dan de manera individual y grupal, se potencia la creación colectiva, la colaboración y la cooperación. Siendo el juego y la improvisación el incentivo para movilizar la creación.
Distintas experiencias revelan que los niños, a través del juego dramático, acaban descubriendo el “milagro” de la creación colectiva, el potencial creador del grupo manifestado en el juego y la aceptación de sus propias capacidades, van rompiendo bloqueos de aquello que se creían incapaces de hacer (Navarro, 2009). Los hechos de creación entre todos son múltiples en las sesiones. Estos productos finales, efímeros, que crean son contemplados con sorpresa y satisfacción por los propios niños. El trabajo con objetos y materiales ha sido también una fuente permanente de imaginación y experimentación creativo-simbólica (Motos, 2005). Las capacidades de transformación que ofrecen materiales simples abrieron las sesiones al trabajo común y a la constante creación colectiva: escenarios, construcción de materiales, transformaciones del espacio y creación de contextos (Bercebal et al., 2000). (González, 2015, p. 115)
Dentro de la dramatización como práctica en ámbitos escolares y como proceso se integran las fases de la creatividad. En este sentido, Motos propone que las fases que integran la creatividad se vayan desarrollando paulatinamente ofreciendo un espacio seguro y facilitando la fluidez de las ideas, la confianza creativa integrando lo subjetivo al ir movilizando recursos internos, emocionales y cognitivos, que se van objetivando en la interacción con otros, culminando con el poner a prueba las ideas en consenso grupal, y en la medida que se van aceptando las propuestas de los otros, se continúa indagando e improvisando. La mayor parte de los investigadores identifican estas cuatro etapas en el proceso de creación:
• Preparación: situación del sujeto en el clima favorable y con los medios adecuados para crear, juntar datos, liberar imágenes, visualizar.
• Incubación: elaboración interna de la obra; información y tanteo, análisis de la situación y búsqueda de soluciones múltiples.
•Iluminación: plasmación de la nueva idea o fijación de la mejor solución encontrada. Surge la chispa, la iluminación. Se relacionan aspectos hasta el momento aislados.
• Revisión: evaluación de los resultados; experimentación, corrección y puesta en práctica (Motos, p. 12)
En la dramatización se realizan juegos de creación grupal, fomentando la interacción, a través del juego y de la improvisación los niños y las niñas crean historias y situaciones en las que cada integrante aporta desde su imaginario experiencias y conocimientos previos a una situación en la que como grupo se ven involucrados. En consecuencia, en estos juegos e improvisaciones teatrales hay entonces una interacción constante en la que cada participante es un miembro activo que con su voz cuerpo e ideas hace parte de una creación.
La representación de papeles es un tipo concreto de simulación que exige de los participantes una actuación o representación dramática y que se centra en situaciones definidas por la interacción de unos individuos con otros. (Motos, 2001, p. 93).
La improvisación potencia en los niños y niñas la capacidad de generar respuestas espontáneas se sabe que, quienes la practican desarrollan la expresividad e instinto creativo mediante juegos, a la vez que crean historias desde su imaginario, con ello, se estimula su espontaneidad y una escucha permanente de los estímulos tanto internos como externos.
La improvisación, es la facultad del sujeto de manifestar espontáneamente su forma de percibir un tema, o dar vida a un personaje. Para ello deberá poner en juego toda su capacidad de creación. (Morón, 2011, p. 9).
La improvisación estimula la creación y construcción grupal, para Motos (2001), los rasgos principales de la improvisación son: que no hay un límite de tiempo ni un objetivo específico, lo creado difícilmente es repetible, suele trabajarse en grupos ya que es un ejercicio de creación y descubrimiento colectivo. Además, requiere de tres elementos básicos: secuencia de acción (trama o argumento), personajes y/o espacios definidos (contexto) y un centro de interés (tema).
La dramatización aplicada en el contexto escolar abre el espectro para que los niños y las niñas, en este caso, entre los 9 y 12 años aprendan a conocer más de sí mismos y de quienes los rodean, en el diseño de los talleres que se muestra a continuación está planteadas actividades en las que la dramatización como estrategia que integra diversos lenguajes artísticos, la cual aporta una estructura teatral y el juego dramático como guía para el proceso aplicado, sirvan como medio para que los niños y las niñas conozcan e identifiquen sus emociones, para que puedan hablar de lo que sienten ya sea de forma directa o desde la invención de un personaje, aplicando el juego dramático y la dramatización como estrategia metodológica valiéndonos de la interacción y las respuesta espontáneas que surjan durante los talleres y recurriendo a la experiencias de proyectos anteriores en las que la dramatización nos ha servido como medio de alfabetización emocional.
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La Dramatización

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